El coaching ontológico es una disciplina que se basa en el cambio de observador, es decir, que nos trasforma en un ser que comienza a observar el mundo de otra forma.
Al cambiar la forma de ver el mundo, el coaching ontológico se convierte es una poderosa herramienta para observar nuestro propio mundo desde una nueva mirada, y así descubrir cómo solemos relacionarnos con los demás, con nosotros mismos y actuar en consecuencia.
El coach trabaja en la brecha entre el resultado obtenido y el resultado que queremos lograr. Nos asistirá para que veamos aquello que no estamos pudiendo ver, y al cambiar de posición aparece un nuevo repertorio de posibilidades de acción que no estábamos considerando desde la mirada anterior.
El coaching ontológico busca desbloquear o disolver interpretaciones y emociones que están limitando nuestro potencial para producir los resultados deseados. Todo esto requiere un proceso de aprendizaje. Por eso decimos que el coach es un facilitador del aprendizaje.
Algunos ejemplos de resultados del proceso de coaching son:
Aprender a escuchar de una forma diferente.
Aprender a pedir algo que no podía pedir antes, y que me es vital.
Aprender a ofrecerme de una manera que no hacía antes.
Aprender una postura o disposición corporal distinta.
Aprender a conversar de una manera más efectiva.
Aprender a manifestar una emoción que no mostraba antes.
Aprender a incrementar la conectividad con mi equipo de trabajo.
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